La vida de una casa de madera no tiene por qué ser menor a otra construida en materiales más tradicionales.
En los países nórdicos, pueden verse pueblos enteros construidos en madera con varios siglos de antigüedad. Es fácil localizar graneros con más de cien años y cuya madera no ha recibido ningún tipo de protección.
Nuestras viviendas de madera se construyen con troncos de crecimiento muy lento, lo que da lugar a la formación de una madera compacta, de extremada dureza y suma resistencia. Por otra parte, el hecho de que toda madera dedicada a la construcción sea hoy en día previamente tratada con preparados contra la humedad y los parásitos y con productos protectores solares, garantiza una larga vida a este tipo de construcción, que en estas condiciones puede sobrevivir a lo largo de varias generaciones sin grandes deterioros, sólo con un buen mantenimiento.